jueves, 20 de diciembre de 2012

VIGILIAS EFÍMERAS Sergio Coello (Reseñas 39)

           

En portada, un inquietante iceberg de forma incierta y que podría pasar por un antropoide ciego en la observación interior de sus dos terceras partes sumergidas.
Así nos presenta Sergio Coello su “Vigilias Efímeras”, una colección de relatos que el autor dedica a Raymond Chandler y su simple arte de matar.

Conforme las diez historias son absorbidas- en esta ocasión de absorto- el lector empieza a preguntarse qué une a: un “hombre de negocios” autista que deviene en locuaz a la vista de las rompientes de Gijón; un viudo inconsolable ¿o no?; un funcionario municipal que conduce un camión de recogida de residuos; una ama de casa ganadora de un certamen literario; un resentido social que no asesina en serie, sino aleatoriamente; un paranoico que recibe anónimos amenazantes; un detective que busca testigos viajando en el tiempo; un francotirado de apellido aromático y larga experiencia en Sarajevo; un aparejador que presenta todos los indicios de haberse suicidado ante las puertas de un convento palentino y un periodista archivero de una cadena de televisión local enviado a hacer una incursión para “dar a conocer la provincia”. El interrogante solo admite una respuesta, los personajes están unidos por aquello que desde que el mundo es mundo nos une a todos, la muerte violenta.
Se podrá argüir que hay distintas muertes, no conozco ningún caso en que la futura víctima no luche, con todos sus recursos y hasta el último segundo, por no serlo.

Cada una de las historias que Sergio Coello nos cuenta en veinte páginas serían cuerpo y alma de cualquier novela “actual” de, al menos, cuatrocientas.
La profundidad que los personajes adquieren en ese breve espacio da mayor valor a un contenido, como mínimo cautivador, que obliga a leer despacio y sin perder palabra lo que el autor tiene que contarnos.
Con unos monólogos cargados de metáforas, en homenaje a los personajes chandlerianos, Coello nos permite entender su dedicatoria; su profundo conocimiento y admiración por el autor norteamericano, para muchos considerado autor canónico de la novela negra.
Las historias de “Vigilias Efímeras” impactan porque les pasan a gente como nosotros; con quienes compartimos café y “croissants” en la barra del bar, espacio en el autobús, cola en la administración de loterías o turno en la peluquería.
Los relatos son como cargas de profundidad lanzadas en el mar de la vida y que no tardan en devolvernos a la superficie aquello que creíamos navegaba suficientemente protegido en el submarino alcanzado.
Pero, como en la portada, lo que nos muestra “Vigilias Efímeras” es solo una tercera parte de la realidad.