martes, 21 de diciembre de 2010

PEPE (Relatos 6 )

 Pepe estaba de vacaciones y acompañó a su madre al horno, esos días se hacían largos, pesados y aburridos. Las mujeres del barrio traían sus canastas con los avíos: azúcar, matalahuga, almendras, limones, cidra, obleas y miel; allí tomaban la vez para seguir las instrucciones que la hornera les daba: así una molía la almendra, otra amasaba, otra preparaba los envoltorios y todo era una barahúnda en la enorme nave en cuyo fondo estaba el horno; horno que había servido durante la noche para cocer el pan y que ahora se usaba para hornear dulces.
Una vez terminada la preparación, su madre se iba a casa ; eran días de mucho trabajo y Pepe, que tenía ya ocho años, quedaba encargado de estar pendiente del turno y avisar cuando las bandejas habían entrado en el horno. Allí al calor y al olor de tanto aroma mezclado Pepe se aburría, pero se estaba mejor que al frío de la calle.
A media tarde, cansados, contentos y con la ayuda de algún amigo volvían a casa con una canasta llena de mantecados, roscos, alfajores, gusanillos y empanadillas.
Por las mañanas Pepe y su hermana eran despertados por su madre quien irrumpía en la habitación con una bandeja de mantecados y roscos, que acompañados de una diminuta copa de anís“La Pastira”, les endulzaba el nuevo día. La bandeja pasaba a presidir la mesa del salón junto a dos copas limpias y sendas botellas de anís y coñac; eran “las pascuas” de las visitas.
El frío era intenso y él no salía sin sus guantes de lana, su bufanda y su abrigo, su madre siempre le decía “vas muy desabrigado”; aunque toda la indumentaria era para cruzar la calle para ir a casa de sus abuelos.
Un día fue despertado por una cantinela que la radio arrojaba sin cesar : “treinta y dos mil, cuatrocientos veintiuno...veinticinco mil pesetas...” era un sonido que acompañaba a todo el mundo allá por donde iba: en el bar, en la sastrería, en la barbería , en el mercado...una plegaria continuada en la búsqueda infructuosa de “salir de pobres” como todo el mundo ansiaba.
Por la tarde el comentario común giraba alrededor de que lo importante era la salud; Pepe no tenía muy claro lo que querían decir pero no se parecía a lo que la radio refería “millones en Soria, Talavera de la Reina y Albacete...o muy repartido ”. Las portadas de los periódicos del día siguiente mostraban, con grandes titulares y a toda página, gente con participaciones de lotería bebiendo champán y riendo de oreja a oreja.
Al atardecer se juntaba con Paco, Alfonso, Ángel y Agustín e iban a casa de sus familiares con las zambombas, panderetas, carracas y chinchines a cantar:

“ Si no me das el aguinaldo
al niño le voy a pedir,
que te dé un dolor de muelas
que no te deje dormir.
Al kirikikí
al kirikicuando
de aquí no me voy
sin el aguinaldo”

Les invitaban a entrar en la casa y con un mantecado y una copita de anís o coñac se iban con la música a otra parte.

Mañana 24, por la noche, Pepe, su hermana y sus padres irán a casa de sus abuelos maternos, allí se encontrarán con sus tíos y primos para cenar todos; más tarde vendrán sus otros tíos y primos,. Mientras los mayores se van a la Misa del Gallo, ellos cantarán al enorme, completo y bonito Belén que su tía Elisa construyó, comerán mantecados, turrón, peladillas y jugarán a “las tinieblas” hasta que sus padres vengan a recogerlos para irse a casa. Los más pequeños a esa hora estarán durmiendo y volverán en los brazos de sus padres.



                                                         ¡¡¡ FELIZ  NAVIDAD !!!




sábado, 18 de diciembre de 2010

LA CITA (Relatos - 5)

El salón aparecía repleto de gente en traje de gala, el ruido era tenue, un murmullo hacía de sonido ambiente, era como una oración acompasada y continua, sin estridencias ni silencios.
Los había de pie y sentados, estos últimos distribuidos por las mesas, que situadas junto a las paredes del local permitían, a quien se lo propusiese, ocupar el centro para bailar.
Me coloqué de tal modo que podía observar cualquier persona que entrase a la fiesta, sería el primero en ver llegar a quien esperaba.
Al fondo a la izquierda de la puerta de acceso, oculta con cortinas rojas, se podía ver un estrado sobre el que un grupo formado por: un saxo, un bajo, un trompeta ,un trombón y un batería, interpretaban temas de Gershwin y otros creadores de “swing” pero el sonido era acolchado y apenas sobresalía por encima de las “oraciones” de los asistentes.

A la derecha de la puerta estaba dispuesto un mostrador tras el cual camareros vestidos con chalecos de fiesta, pajarita y camisa blanca atendían los requerimientos sin un parpadeo. Una enorme estantería respaldaba el frontal del bar en donde diversas botellas mostraban un decorado multicolor.
Los grupos de personas no mostraban el mayor interés por la música y la pista estaba invadida por grupos y parejas que vestidos de fiesta conversaban entre sí. En algún momento, por el andar o los movimientos me parecía identificar a alguien; pero su rostro no me decía nada ni sus rasgos me recordaban a nadie que hubiese visto nunca.
La enorme araña central descargaba un torrente de iluminación sobre todo su alrededor con multitud de bombillas encendidas.
No era mucha la gente que excedía la cuarentena y, mirando con atención, era elevado el grupo de quienes habían sobrepasado la tercera parte de la vida; sólo existía el contrapunto de tres o cuatro jóvenes que deambulaban siendo ignorados por el resto; aunque no era fácil detectar corrientes de aceptación o rechazo por parte de unos seres que parecían “colocados” en una suerte de escenario.
Sin solución de continuidad el decorado se fue transformando: la luz se fue haciendo menos brillante como consecuencia de la conversión de bombillas en bujías ; los asistentes fueron adquiriendo un aspecto aun más envarado y su indumentaria iba siendo sustituida por polisones, casacas y pelucas; el estrado había sido ocupado por un piano, violines y chelos; el bar desapareció engullido por unas cortinas que, descendiendo del techo, se adelantaban y ocultaban un pequeño escenario.
Mientras percibía todo ello el silencio se fue imponiendo sobre el leve ruido de conversaciones y contemplé como mi dama, aquella a quien llevaba esperando aparecía en al sala.
Nunca la había visto, pero intuí que era ella, su porte y el hecho de que todo el auditorio enmudeció a su aparición confirmaron mi sospecha.
Avanzaba hacia mí y todos fueron abriendo un ancho pasillo por el que se deslizaba mas que andaba y su presencia iba ocupando todo el espacio.
Me incorporé y lenta, pero firmemente caminé hacia ella, sus ojos refulgían y eclipsaban las luces que la lámpara emitía; su vestidura, negra hasta los pies, resaltaba sus formas y aproximándome a ella la tomé de la cintura y comenzamos a girar a la vez que desaparecía todo a nuestro alrededor.
La orquesta inició el primer movimiento del “Requiem” de Mozart.



miércoles, 15 de diciembre de 2010

JAMÁS CONQUISTAREMOS BERLÍN (a Enrique Morente, In memoriam) - Sergio Coello

Música de esquina
   Era el más joven de los viejos y el más viejo de los jóvenes. Nadie cantó como él las malagueñas de don Antonio Chacón, Baldomero Pacheco y Concha la Peñaranda. Tampoco era gitano  ─bueno, sí, gitano-cónyuge, que quizá sea un grado superior de esa especie de reserva  racial y excluyente─ pero nadie como él supo recrear aquella soleá de Tomás Pavón sobre la piedra, la profundidad del mar y la pérdida y recuperación del centro del alma.
      Que los gitanos son una raza superior a la hora trágica o festera del cante es una cosa que desde siempre ha venido desmintiendo la realidad. La realidad tozuda y las voces geniales del propio Chacón, Pepe Marchena, Juan Varea, Valderrama; Carmen Linares, Mayte Martín y Miguel Poveda. El caso es que ha muerto el cantaor Enrique Morente cuando aún no le tocaba ─como les ha sucedido a tantos─ y la campana del duende se ha quedado un poco muda; como sonada, en el peor de los sentidos. Igual que un boxeador después de un golpe bajo; uno de esos puñetazos con los que ganan campeonatos los púgiles tramposos. La muerte siempre ha sido un poco fullera, felona y traidora. Ataca por la espalda a todo el mundo si exceptuamos a los suicidas, que le toman la delantera en uno de sus descuidos. Claro que quién es uno para pedirle juego limpio a la muerte como si esa fulana esquelética y segadora fuera un caballero con estudios de Oxford y el estilo de Lord Jim, paseando su heroica elegancia por la cubierta de un velero a merced de la ola de cobardismo que nos invade.
      Enrique, que nació en Granada y ha muerto en Madrid, era eso que en el flamenco pueden serlo muy pocos, clásico y vanguardista. Todo a la vez. Conviene decirlo, precisamente, en estos tiempos en los que por tierra, mar y aire se llega a la vanguardia desde la nada, la ignorancia o la copia descarada. En esto tan especial del flamenco, ya digo, Morente no fue nunca un paseante listillo de esos que se conocen todos los atajos, sino un corredor de fondo. En Granada aprendió a dar sus primeros pasos de la mano de Manuel Celestino Cobos, Cobitos de Granada, uno de los mejores, al que el sectarismo y el desconocimiento ─al alimón─ han arrinconado en el desván de la desmemoria. Luego llegaron las lecciones magistrales de Aurelio de Cádiz y Pepe el de la Matrona y ─sin duda, la suerte es para quien la merece─ su mágico acceso al tablao Zambra para compartir madrugadas con Rafael Romero El Gallina, Pericón de Cádiz, Juan Varea y Manolo Vargas. De ellos aprendió lo mejor y casi ninguno de sus defectos. Enrique Morente se ponía a cantar por tarantos de Almería, por ejemplo, y resulta que la voz se le tiznaba, ya desde los primeros ayeos, porque el carbón acudía puntualmente a la cita con su arte para oscurecer lo justo esa luminosidad de una garganta privilegiada ─limpia y ronca a un tiempo─ que siempre te dejaba el corazón a media luz y como entre dos aguas. Le he oído cantar en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, mientras Edipo Rey se arrancaba los ojos para no ver su trágica existencia; le he escuchado cantar todos los palos en esa capilla sixtina del cante que es el aula Magna del Colegio Oficial de Médicos de Madrid y se me ha puesto la carne de gallina en el Teatro Albéniz con sus tonás dolorosamente añejas. 
   Muchos descubrieron a Morente cuando se atrevió a poner quejío flamenco a las guitarras eléctricas de Lagartija Nick y los versos inmortales de Leonard Cohen ─“Primero tomaremos Manhattan, después conquistaremos Berlín”─ con los que él empezaba su versión de la vieja historia del mundo. Yo sabía que esa cima era otra meta volante más. El cantaor granadino llevaba ya muchos kilómetros a cuestas, pedaleando sonidos negros en sus escaladas anteriores; tangos para los poemas de San Juan de la Cruz, peteneras para los de Miguel Hernández, medias granaínas para los de García Lorca y soleares para los de José Hierro. 
     Como dice esa famosa canción de Cohen, Morente caminaba guiado por una señal del cielo y con la belleza de su arte en la mano como única arma. Hace muchos años que había tomado Manhattan, acompañado a la guitarra por el mismísimo Sabicas. Nosotros, en cambio, jamás conquistaremos Berlín.




domingo, 12 de diciembre de 2010

TODO LO QUE SÉ SOBRE NOVELA NEGRA - P.D. James (Reseñas 15)

 Acabo de leer lo último publicado de P.D.James, y me siento engañado; de entrada el título "Todo lo que sé sobre novela negra", es la "libre traducción" de: "Talking about Detective Fiction"
    Dado que no hay demasiados ensayos sobre el género y proceder este de "La Dama del Crimen" me inclinó a comprarlo y leerlo para recoger una opinión, autorizada, que sirviese de guia para caminar por las hoy abundantes y procelosas aguas del género.
    Mi primera sorpresa se produce en el prólogo: es un encargo del departamento editorial de una biblioteca y el tema "literatura detectivesca británica" ha sido el norte y guía del trabajo.
    Por tanto la novela enigma y, fundamentalmente, la de la "Edad Dorada" (1920-1934) es el tema que sirve de hilo conductor a James para desarrollar un libro en dónde no se dice nada nuevo que Symons no dijese en "Bloody Murder" allá por 1972 y dedica gran parte del libro a estudiar, eso sí, con bastante interés la novelística de: Agatha Christie, Dorothy L. Sayers, Margery Allingam y Ngaio Marsh. Lógicamente Arthur Conan Doyle, G.K.Chesterton, Edmund Crispin y alguno más son objeto de sus referencias.
    Para "La Dama del Crimen" la novela negra norteamericana son: Hammett, Chandler y Mc Donald; lo cual es mucho ya que no es tema de su ensayo.
    De pasada se refiere a Rankin y a Sansom...y a alguno más.
    En resumidas cuentas, un libro para olvidar.
   

jueves, 9 de diciembre de 2010

LA LUNA DE LOS ASESINOS - Donald E. Westlake (Reseñas 14)

Parker es un ladrón y asesino frío, y tiene algunos fracasos en su carrera, pero es inteligente, calculador, amigo de sus amigos, correoso, terco y cuando “muerde” no abre la boca fácilmente.

Richard Stark, uno de los pseudónimos de Westlake, dió vida a Parker en varias novelas , y John Boorman utilizó a un sobrio y frío Lee Marvin en su película “A Quemarropa” (1967) para encarnarlo en la pantalla.

En esta ocasión Parker regresa, tras unas “vacaciones a cuenta del gobierno”, a un pueblo tranquilo del medio oeste ,Tyler, que se encuentra en vísperas de elecciones; “pueblo tranquilo” quiere decir que todo está instituido: el control de “los negocios” por los próceres del lugar, la corrupción como medio de conseguir los fines y la policía sometida.
Pero en Tyler tienen la desgracia de que Parker escondiese su botín allí y se haya “perdido”. La “armonía” se rompe como consecuencia de que el protagonista y su amigo Gronfield están interesados en recuperar aquello que “ no debió desaparecer”.

Con un estilo “hard boiled”, sin dar un respiro al lector, se desata una guerra cruenta entre Parker y sus amigos , por un lado, contra la organización mafiosa que controla el pueblo, en busca de aquello que nuestro protagonista considera legítimamente suyo; el huracán que pasa sobre el pueblo se salda con una resolución final impredecible que, al no poder dejar la novela, nos deja exhaustos.
.
Con un humor, común a todas su obra, sarcástico y muy divertido, Westlake nos hace disfrutar de un rato excelente de lectura que hace que esta novela, de extensión convencional, se convierta en muy recomendable.
Una muestra mas de que “lo bueno si breve,doblemente bueno”



lunes, 6 de diciembre de 2010

LA ESTRELLA SOLITARIA (Ensayo - 8 )

La "Década Prodigiosa" se despide con la desaparición de tres de sus mitos: Brian Jones (03-07-69), Jimi Hendrix (18-09-70), Janis Joplin (04-10-70).

En la noche del 3 al 4 de Octubre de 1.970 en el hotel Landmark de Hollywood, a los 27 años, muere Janis Joplin de una sobredosis de drogas. Desconoce que de su tercer y último album “Pearl” va a situar otro single “Me and Bobby Mc-Gee” en el nº 1 de las listas de Billboard, ello ya no le importa en absoluto.

Transcurridos más de 40 años sus discos siguen siendo imprescindibles para todos aquellos que no tuvieron la oportunidad de verla en vida, o de oir a aquella mujer que fue llamada la Reina del Blues Blanco.

Janis Joplin simbolizó la soledad del individuo de una manera agónica, pidió cariño y compañía y sólo halló retazos de lo uno y ausencia de lo segundo.

Nace en Port Arthur (Texas) el 19 de Agosto de 1.943 en una familia acomodada y ya desde su infancia empieza a amar el folk y el blues a través de las canciones de Headbelly y Bessie Smith.

En 1.960 deja casa y familia para ir a California en busca de un éxito que ella ve fácil por su capacidad musical. Necesita obtener dinero para el viaje, para ello actua en clubs de Austin y Houston con el trio “The Waller Creek Boys”. Cuando llega a San Francisco empieza a ser conocida por su versatilidad interpretativa, ella es capaz de cantar en una gama de tres octavas.

Pero California es dura, hay mucha competencia y el éxito se le muestra esquivo. Janis abandona el ambiente de hippismo y drogas en que está sumida y regresa a Port Arthur dispuesta a ser “una buena chica”. Se inscribe en la escuela superior y contrae matrimonio, pero ello no le impide seguir haciendo planes en pos del éxito.
No puede aguantar el clima que le envuelve y rompe su matrimonio, deja Texas y marcha otra vez a California donde inicia de nuevo un éxodo en busca de la fama.

En el año 1.967 John Phillips lider de Mama´s and the Papa´s organiza un festival para promocionar a gente de su entorno y consolidar el movimiento hippie. Los días 6 y 7 de Junio se celebra el festival de Monterrey, donde Janis Joplin deja su impronta y es catapultada a la fama.

Su primer LP “Cheap Thrills” aparece en 1.968, es grabado con The Big Brothers and the Hadling Company, su portada la dibuja Robert Crumb leyenda del cómic underground. Este disco llega al nº 1 y marca la salida de Janis Joplin de dicha formación para cantar en solitario.

Su primer LP en solitario “I got dem ol´Kozmic blues again mama!” lo graba en 1.969 y se hace acompañar instrumentalmente por Kozmic Blues Band nombre que ella misma da al grupo que le apoyó instrumentalmente.

A lo largo de 1.970 se produce su eclosión como cantante con sus mejores actuaciones en conciertos y, a la vez, vive al segundo sumergida en un abismo de alcohol y drogas. Es en esta situación cuando graba su tercer album “Pearl”, que no puede completar, y es editado después de su muerte.

A partir del fatal 4 de Octubre comienza su leyenda y se hacen ediciones de sus actuaciones en vivo; su trayectoria también inspira una película interpretada por Bette Midler llamada “La Rosa”.

En sus temas “Down on me”, “All is loneliness”, “I need a man to love”, “Piece of my heart”, “Ball and chain”, “Little girl blue”, “Cry baby”, A woman left lonely”, “Trust me”, “Get It while you can”, Janis da rienda suelta a su dolor, a su soledad, al sentimiento insoportable de no haber sido amada nunca.


A una amiga le pregunta “¿Has sido amada alguna vez?”; “Yo no, y querría ser amada en el escenario por 25.000 personas en un concierto...”

Siéntate, oh cuenta tus dedos.
¿Qué más, qué más se puede hacer?.
Oh, cariño, sé como te sientes, sé que sientes.
Que estás acabada, oh wah, wah, wah.
Siéntate y cuenta, oh cuenta tus pequeños dedos.
Mi desdichada, oh pequeña chica, pequeña chica triste.”

                                                                                    (Little girl blue, 1.969)


jueves, 2 de diciembre de 2010

COMEDIA INFANTIL - Henning Mankell (Reseñas-13 )

Henning Mankell nacido en Suecia en 1948, “padre” de Kurt Wallander, el comisario de Ystad, es una figura reconocida internacionalmente en la recuperación de la novela negra sueca; pero es también el Director del Teatro Nacional de Mozambique.
Comedia Infantil, publicada en una colección de literatura negra contemporánea, puede ser una equivocación en su ubicación pero también una forma de descubrir al “otro Mankell”
Sin el antecedente de su residencia en la ex-colonia portuguesa no es fácil adivinar cómo un hombre del extremo Norte llega a recoger la sensibilidad del hombre de los trópicos con esa finura y cariño.
Si bien no nos encontramos con una novela “negra” ortodoxa o criminal, en lo que a género se refiere, sí estamos frente a un retrato social en que se nos muestra un continente- África- en el que sus gentes se ven obligadas a “vivir para olvidar , no para recordar”.
La novela fluye como una narración por parte de un solitario, José María Vaz, antiguo panadero y hoy contador de historias o, como el mismo se autodefine, “Cronista de los Vientos”; esa historia se divide en nueve noches y un alba, tiempo en que Nelio, un “niño de la calle” de la capital de un país africano, colonizado y “liberado”en continuas luchas internas, tarda en expirar como consecuencia de unos disparos.
Esa nueve noches sirven para que Nelio, a través de José María Vaz nos cuente su historia de desgracias, abusos, miserias y voluntad de salir adelante a la par que su vejez a los diez años.
La sabiduría del superviviente, la belleza de las descripciones y el ataque furibundo a todos aquellos que desde unas posiciones u otras zarandean a los habitantes de los países que tuvieron la desgracia de ser repartidos y pertenecer al tercer mundo nos van siendo mostradas con una intensidad no usual en la novelística ramplona, sentimentaloide y común que llena los escaparates.
Cooperantes, revolucionarios, imperialistas, todos son metidos en un mismo saco y vapuleados sin piedad por esa historia que José María nos cuenta para que sepamos ¿qué fue y por qué murió Nelio?
La transformación a mendigo-narrador de un buen panadero es por una razón muy sencilla, en boca del mismo José María : “es mucho más importante, para todos, darles a conocer lo que cuento que hacerles pan”.

Mankell hace una denuncia, sin concesiones, de la situación de un Continente y sus habitantes, a los que retrata a través de sus protagonistas.