miércoles, 23 de octubre de 2013

LLAMANDO A LAS PUERTAS DEL INFIERNO Carlos Pérez Merinero (Reseñas 43)


José Mari, para su familia y amigos, estos últimos no demasiados, es José María Castañeda, un chico de buena familia de Salamanca y lo que hoy sería llamado “un emprendedor”.
José Mari tenía claro que no iba a ejercer una profesión en donde tuviese un jefe y un horario, cosa de mediocres, y convenció a su padre por el procedimiento de “ser tomado por imposible” para no ser un  universitario.
Nuestro personaje busca tener una buena casa en el campo, criar animales en la finca y vivir allí con su novia Lola, un encanto de chica que él quiere y sobre la que abriga las indudables esperanzas de que con ese futuro ella no pondrá reparos al matrimonio.
Pero no todos entienden a José Mari: su padre, que afortunadamente “la espicha” cuando conocemos al protagonista, su “desconsolada” madre, su inaudible y babeante abuela y sus “invisibles” dos hermanas; menos mal que existe una persona que sí lo entiende y que gracias a sus recomendaciones y consejos resuelve las dudas, pocas, que le surgen, su “otro yo”.
Con un lenguaje duro y cruel, sin concesión alguna, Pérez Merinero nos cuenta una historia que paulatinamente va elevando el ritmo en busca de un clímax que no tiene nada que envidiarle a Jim Thompson.
Un personaje “border line”, que no encuentra objeción en la búsqueda de lo que desea, el resto que le rodea existe o no en función de facilitar o ser obstáculo en la consecución de sus fines, los lectores vamos escoltando al monstruo creado por Merinero hasta donde somos capaces de seguirlo. El pacto de ficción es fuerte, los escrúpulos se quedan aparcados ante una galería de retratos de Gutiérrez Solana que, en continuo movimiento y rompiendo a ratos en un crudo humor negro, nos hacen descubrir que lo irreal deviene en real.
Todo con una prosa simple, poco sujeta a diálogos y sí sometida a las reflexiones que el protagonista comparte con nosotros.
Carlos Pérez Merinero  nació en Écija (Sevilla) hace sesenta y tres años y falleció en Madrid el año pasado, acontecimiento que pasó casi desapercibido.
Para mí forma parte de la nómina de los autores malditos españoles de novela negra.