lunes, 30 de mayo de 2011

EL OTRO “HIGH NOON” (Relatos 15)

Desde arriba el sol impedía a la sombra separarse de los tacones de las botas. Un ligero vientecillo arrastraba los cactus secos y los sagüaros mantenían su dignidad ante el terrible bochorno.
Había llegado la hora, la ciudad estaba silenciosa y ni un alma se atrevía a cruzar la calle. Tras los visillos se veían sombras que la curiosidad no les permitía disimular; sí había, sin embargo, quienes aquella no le permitía mantener la dignidad y abiertamente espiaban tras las cortinas.
El polvo, los lagartos, una serpiente que se arrastraba descaradamente y mi enemigo éramos los únicos que estábamos dispuestos a todo.
Había recorrido los lugares en que, habitualmente, era bien recibido y la especial concentración en lo que hacían les impedía mirarme a los ojos; en otro caso era un silencio culpable el que respondía a mis palabras; también se palpaba una lástima que no se traducía en apoyo; el miedo me recorría la columna vertebral como el compañero indeseable que no me abandonaría.
Avanzando lenta, pausadamente, como queriendo retrasar el momento sin retorno, mis botas sonaban en un crujido de requiem mientras me aproximaba a mi cita. Me enfrentaba a un enemigo certero, con demasiadas muescas y la mía pudiera no tardar en ser una más.
¡Ea, se acabó!
Un estallido luminoso...un silencio sobrecogedor.
Al despertar, unas palabras amigas.
-Todo ha ido muy bien, lo hemos limpiado todo...y ahora a esperar la recuperación.
- Gracias, doctor.



viernes, 27 de mayo de 2011

EL OTRO PADRE DE CLARA ( Cómics 2 )

Se fue como apareció, sin hacer ruido y pasando totalmente desapercibido; el 7 de mayo pasado falleció, en Londres, Carlos Trillo.
Nacido en Argentina en 1943 y con un oficio desconocido para el gran público- guionista de cómics- junto con Hector Oesterheld, Carlos Sampayo, Juan Sasturain y algunos más, que inmerecidamente no cito, constituyen la explosión argentina del cómic adulto; eso que los expertos dieron en llamar el octavo arte.
Los que leíamos cómics antes de la “invasión manga”, respetábamos el abrumador “empacho” de cómics de superhéroes y nos refugiábamos en -ya fuese la línea clara, la barroca o la línea chunga- tuvimos la ocasión de descubrir historias, siempre con un sentido de libertad, nunca gratuitas, dibujadas por : Alberto y Enrique Breccia , Horacio Altuna, Juan Giménez, Mandrafina, Fernando Fernández, Jordi Bernet, Enio, Eduardo Risso...
En el cómic nos dejamos llevar por la espresión gráfica de la historia que nos es contada- suele ser más espectacular, “entra por los ojos”-, pero muy pocas veces tenemos en cuenta que unos dibujos, sin una buena historia detrás, pueden ser muy virtuosos pero no contar nada.
Ahí estaba Carlos Trillo detrás de: “El Loco Chávez”, “Alvar Mayor”, “El Peregrino de las Estrellas”, “Las Puertitas del Sr. López”, “Oro Blanco”, “Merdichesky”...y, entre otras, de nuestra entrañable “Clara de Noche”.
De manera que en todos aquellos números de: “1984”, “Zona 84”, “Totem”, “Bumerang”, “Blue Jeans”, “Cimoc” y posteriormente en libros de “tapa dura”...hasta terminar en nuestro emblemático “El Jueves” hemos podido disfrutar de tantas y tantas historias que Carlos Trillo había creado.
Mi recuerdo a Clara de Noche, quien además de puta que ha de mantener un hijo, en este mes se ha quedado medio huérfana.

jueves, 26 de mayo de 2011

CANDELARIA (Relatos 14)

Cuando las estrellas estén alineadas, Cthulhu
que sueña eternamente en las vastas criptas
de R´lyeh, se levantará para hacerse con la
Tierra de nuevo.
El Necronomicón ( Abdul Al Hazred s.VIII)

El dos de febrero amaneció en Marbon (Condado de Maine) con una llovizna que a lo largo del día cobró intensidad y venció los infructuosos intentos del Sol de brillar.
La feria había teminado, las distintas atracciones ya habían abandonado el recinto, quedando como una lúgubre muestra, con sus perfiles oxidados y sus horribles pinturas en carne viva que despertaban el asco y el miedo a partes iguales, el Tren del Infierno.
Sus propietarios, Harold y Spencer aguardaban algo, una señal para levantar el campo.
Harold, gordo, malencarado y de andar anadeante se ocupaba de la taquilla y el control eléctrico del tren; Spencer, flaco, de rostro patibulario y considerable altura se embutía en su traje de diablo y con una escoba se escondía en el interior para asustar a los escasos viajeros que subían, en busca de emociones fuertes, al desvencijado y renqueante tren.
Las pocas luces que alumbraban el recinto ferial mostraban la imagen de un paisaje lunar, sólo roto por las miserables luces de colores que “adornaban “ la atracción.
De entre la penumbra una sombra se materializó.
>Hola, sois los dueños?
>Y...tú quien eres, respondió Spencer.
>Inspector Harrard, policía de búsqueda, dijo a la vez que mostraba su credencial. Se han denunciado dos desapariciones. Documentación.
El policía embutido en una gabardina y cubierto con un sombrero estudió los papeles y se los devolvió.
>Como decía, se han denunciado dos desapariciones de adolescentes y parece ser han sido vistos por estos alrededores.
>No hemos visto ni sabemos nada. Contestaron al unísono ambos socios.
>Bueno, me respondéis algunas preguntas y todos contentos.
Harold y Spencer se miraron entre sí con una mezcla de alarma y astucia.
Harrard sacó un bolígrafo y un cuaderno del bolsillo mientras se dejaba caer en uno de los asientos del tren, inmovilizado ante él permanecía a cubierto.
La noche avanzaba a la vez que la lluvia arreciaba.
Un relámpago brutal iluminó el recinto como si el dia se materializase de nuevo y las luces desaparecieron en la negrura a la vez que una vibración abisal arrojaba a la superficie un nuseabundo hedor a algas descompuestas y pescado podrido junto a un trueno ensordecedor.
Ninguno de los socios fue consciente de que el tren, con una velocidad endiablada y con el inspector a bordo se lanzaba por el interior del túnel.
La duración del estruendo no pudo amortiguar del todo un alarido inhumano.
La cabecera del tren aparecía ya, con un lento traqueteo, por el otro extremo y en uno de cuyos asientos aparecía, como regurgitada en un montón, la ropa del policía.
Era muy temprano cuando la atracción “El Tren del Infierno” abandonaba Marbon. En su lugar, aparte de las marcas que indicaban la situación de las vías y la estructura se veía un trozo de tela oscura, como el pico de una corbata, que parecía salir de la tierra.

Nota: Candelaria o festival de las luces - llamada así por su alineamiento estelar- marca el principio de la lactancia de las ovejas y simboliza también el inicio de un nuevo ciclo vital.

jueves, 19 de mayo de 2011

REALIDADES (Relatos 13 )

Se sentía bien, acababa de llegar de trabajar, salía a las seis de la tarde, y en su casa le aguardaban su mujer y su hijo de corta edad; fuera quedaban las dificultades propias de: clientes, impagos, desfase en suministros, reclamaciones y demás, ahora estaba en su realidad.
Su realidad estaba formada por una esposa joven, como él que aún no había cumplido los treinta y seis, atractiva y amable y su hijo con tres años y una vida en perspectiva enorme. También eran parte de esa realidad su trabajo -casi mileurista- era lo que había; su coche- un utilitario que estaba pagando; su piso con una hipoteca de por vida y toda esa serie de medios que le permitían asomarse al exterior sin contaminarse: la televisión, internet, las redes sociales-ya tenía más de quinientos amigos- y el móvil de última generación.
Comentaban los sucesos del día mientras Ángela la daba la merienda a Raúl cuando un ruido ensordecedor se extendió a su alrededor y el suelo, las paredes y todo empezó a vibrar.
El televisor estalló vomitando las miles y miles de víctimas no mostradas en los edulcorados informativos, el griterío de los sin hogar y marginados se oía por el pasillo procedentes del pc, el dolor del mundo se extendía por toda la casa como una ola que amenazase toda su realidad.
Miguel sólo tuvo tiempo de arrastrar a su mujer y a su hijo fuera de la casa y ya en la calle, viendo como se desplomaba su vivienda, descubría la “realidad no virtual”
Era miércoles 11 de mayo de 2011 y Miguel vivía en Lorca.



lunes, 2 de mayo de 2011

AMBOS-SENDOS (Relatos 12)

Paco estaba nervioso, la Semana Santa se echaba encima y aún le faltaba por preparar: el capirote que el año pasado se le mojó y estaba hecho un desastre, orear la túnica y el antifaz, que olían demasiado a alcanfor y abonar la papeleta de sitio. Este mismo ritual se sucedía cada año desde que tenía recuerdo. En esta ocasión, no es que la Fiesta hubiera venido de pronto, este año era a finales de abril, pero a Paco siempre le faltaba tiempo para tenerlo todo preparado.

Lo único que había realizado, Paco, con la suficiente antelación, fue pedir esa semana de vacaciones a su jefe, con objeto de que nada profano, se interpusiera en su objetivo, vivir con pasión su Semana Santa.

Las previsiones meteorológicas auspiciaban, en principio, un tiempo primaveral, con temperaturas agradables. Los naranjos ya en flor, anunciaban el aroma propio de la ciudad en esas fechas, azahar e incienso formarían una mezcla embriagadora para sus sentidos.

De la noche a la mañana, las calles se habían ido llenando de gente que con ánimo festivo deambulaban por ellas en búsqueda de algo indefinible, mezcla de devoción, interés artístico y diversión.


El domingo de Ramos, unas ligeras nubecillas asomaban por el horizonte procedente del Golfo de Cádiz. tiñendo de cárdeno poco a poco el cielo de la ciudad; Paco, de inmediato, se sentó frente al televisor para no levantarse hasta conocer la previsión del tiempo para el resto de la semana. El suelo desapareció bajo sus pies, al conocer que una borrasca se adueñaría de los cielos de su ciudad durante toda la semana. Nuestro hombre no daba crédito a lo que sus ojos y oídos veían y oían, y sólo sabía decir: no puede ser no puede ser, con lágrimas en los ojos.

La cruz de guía de su Hermandad traspasó la puerta principal de la iglesia, lucía un sol radiante y todos los hermanos no cabían en sí de gozo. Paco desde su puesto en la fila rompió a llorar, como un niño, de alegría. Cuando la Banda iniciaba su acompañamiento a la Virgen con los campanilleros, y las puertas del templo se cerraban tras ellos, súbitamente el sol empezó a esconderse tras una nubecilla grisácea.
La gota que a Paco le hizo descubrir el drama cayó directamente sobre la llama de su cirio, apagándolo de golpe, para ese momento, ya se había dado la voz de alarma a través de la fila y la procesión inició una carrera desenfrenada en búsqueda de cobijo para sus sagradas imágenes. La Iglesia de Santa Casilda, acogió los pasos que empapados entraron al refugio. Transcurridas dos horas, la lluvia lejos de desaparecer se intensificó de manera torrencial, visto lo cual y con la autorización del párroco de Santa Casilda, previa conversación con el hermano mayor, se decidió que las imágenes permanecerían en el templo hasta su regreso a su parroquia cuando el tiempo lo permitiese.
Paco sintió una mezcla de emociones, por un lado la tristeza de no haber hecho el recorrido previsto; por otra la alegría de haber podido acompañar a su Virgen en procesión.
...Ya sólo quedan 364 días para gritar otra vez, ¡al cielo con ella ¡