sábado, 29 de enero de 2011

CONTRACANDELA Daniel Chavarría / Justo Vasco (Reseñas 17)

Cuando se inicia la lectura de una novela como esta, escrita a cuatro manos, uno empieza a sentirse transportado, mecido, empujado y arrastrado hasta su final en una sucesión de hechos que, con un ritmo brutal, lo dejan exhausto.
Los personajes de Tony y Margaret son definidos lenta, como con cuentagotas, hasta que se van entrando en el organismo y uno vive con ellos la peripecia de la existencia de unos seres nacidos para vivir y morir violentamente.
Una Cuba retratada en todas sus miserias y en el transcurrir del día a día en una balsa de aceite; pero bajo su superficie los maremotos se producen sin alterar la placidez de las aguas.
Y la musicalidad y el sabor de esa isla a los que ambos autores nos acercan y nos insertan para que “entendamos todo” porque “no hay nada que entender”.
Una magnífica novela, que la ruptura entre ambos autores y la muerte de Justo nos impide recuperarlos para disfrutar de otras obras en común.

sábado, 15 de enero de 2011

EN LA FLORESTA (Relatos - 8)

La lujuriante vegetación se agitaba al ritmo de un aura matinal que hacía desperezar a los seres del bosque.
Tímidamente los rayos del sol penetraban entre las ramas de los árboles en su camino de ascenso al mediodía, senda por la que ,cansinamente, se deslizaba día a día buscando su orto.
La hermosa orquídea había abierto sus pétalos el día anterior y estaba exuberante de belleza y colorido. Tales eran sus atributos que atraída por ellos una enorme abeja se posó en sus proximidades. La abeja desconfiaba de tanto atractivo y temía encontrarse ante una terrible flor carnívora, que exponiendo sus engañosas galas aguardaba a sus incautas presas para el alimento diario.
Una primera maniobra de aproximación se saldó con un amago de posado y una vibración de los labios de la flor ante el vaivén del viento.
El segundo acercamiento, más atrevido, le permitió posar sus patitas en una de las lindas hojas que formaban la corola de la flor y le permitió aspirar todo su aroma. No lo dudó más y con el instinto de supervivencia ya perdido se abalanzó hacia el interior de su presa.
El perfume, la suavidad de sus paredes, los colores, el vibrar de sus estambres, el leve agitar de sus pétalos ante lo que suponía el ligero pero perceptible peso del insecto despertó un ansia de agotar su breve vida entre la perfectamente formada copa de la flor.
En un todo embriagado, el insecto inició un proceso que tanto para él como para la orquídea no acabaría sin cicatrices. Clavó su lengua una y otra vez en lo más intimo de la flor y empezó a succionar una y otra vez...y en cada nueva absorción se le iba la vida.
El néctar que extraía le iba emborrachando más y más del placer de la orquídea; una flor que sentía en su interior sensaciones nunca percibidas, un hurgar en ella y una mezcla de placer y dolor, un debilitamiento de su pistilo ante las caricias dolorosas que la abeja le producía en su libar interior.
El tiempo se detuvo, el sol en su ascenso se paró y furtivamente,entre las ramas, fue testigo de aquella tragedia que sólo podía terminar con el final de ambos protagonistas.
Lentamente al sol lo ocultó una nube, que avanzaba para esconder bajo su manto de oscuridad tanto dolor.
Las primeras gotas de lluvia cayeron sobre una abeja que, dentro de una orquídea mustia, exhalaba su último aleteo.


miércoles, 12 de enero de 2011

EL PSICOANALISTA - John Katzembach (Reseñas 16)

Con “El Psicoanalista”, Katzembach ha creado una novela de las que no abundan en los escaparates.
Ha conseguido una historia en que el lector, al leer la primera línea se siente impelido a continuar hasta agotarse o agotarla.
Cuando Ricky Starks, un profesional del psicoanálisis, recibe una felicitación por su cincuenta y tres aniversario, que a la vez es una condena a muerte a quince días vista, todo su ordenado y estratificado mundo de palabras, consejos y orientaciones se viene abajo ante lo que supone la puesta en marcha de un proceso en dónde la acción se pone al servicio de su muerte y la de sus próximos si en el plazo de dos semanas no se suicida.
Una novela dura, inmisericorde, en donde el hombre se ve zarandeado en sus convicciones, comportamiento y vida, e inerme ante la inexorable amenaza de “R” a quien no conoce e ignora todas las razones de su odio.
Un descenso a los infiernos en que la paranoia y la situación de vulnerabilidad se adueñan de protagonista y lector, identificado ya con Starks, descubriendo que todo lo que, a los cincuenta y tres años, tiene por “seguro” y “anclaje” a la vida se hunde irremisiblemente.
Una excelente novela, unos personajes diseñados con bisturí, con unas vidas inquietantes y una obra de una profundidad psicológica poco común en la novelística del género.
Novela que recomiendo a quienes seáis aficionados a las emociones fuertes.

sábado, 8 de enero de 2011

PAISANOS - Atín Aya (Incursiones 1)

Sevilla , en estas Fiestas ha gozado de un clima casi primaveral, permitiéndonos, a los que hemos permanecido en ella, disfrutar de los espectáculos con que la cultura popular, el ambiente, el folclore y sus gentes nos han agasajado.
Entre las actividades culturales quiero dedicar una atención especial a la exposición de fotografía del malogrado fotógrafo sevillano Atín Aya (1955-2007) que con el título “Paisanos” Cajasol nos ofrece en su Sala Villasís.
Ni soy entendido en fotografía ni mucho menos crítico de arte, cuestión para la que en absoluto estoy capacitado, pero la referida muestra merece una opinión que presto estoy a dar.

En “Paisanos” el fotógrafo sevillano nos muestra en esos claros oscuros de sus blancos y negros brillantes la Andalucía ignorada y digna.
Desde Almería a Huelva y desde Cazorla a Barbate, Aya nos acerca a esos hombres y mujeres- y no es una expresión de corrección política- que nuestra sociedad ignora. Los personajes , en pleno siglo XXI semejan imágenes de dos siglos atrás. Si en 1933 Buñuel se fue a Las Hurdes para rodar “Tierra sin pan” Atín Aya se ha paseado, en el primer lustro de este siglo, por toda Andalucía para mostrarnos que esos seres están ahí: en sus casas, en sus tabernas, en sus chozos, en sus majadas, en sus playas.
Si dicen que los indios norteamericanos se negaban a dejarse fotografiar por temor a que les robasen el alma, Aya toma prestadas las almas a sus personajes para arrojárnoslas a la cara y decirnos que Andalucía también es esto: a pocos minutos de los focos del turismo, muy cerca de los centros de moda y muy próximos a los campos de golf y centros de diversión.
Si Faulkner retrató, en sus novelas, la América profunda el fotógrafo sevillano nos muestra, a través de su cámara, la Andalucía profunda.
Las miradas desamparadas y sin esperanzas, pero limpias y hieráticas en su dignidad, se ven completadas por esos caminos que no van a ninguna parte, esas indumentarias “de fiesta” o esas casas-choza llenas de objetos, para nosotros inservibles, que constituyen parte de sus referentes.

La exposición se inauguró el dos de diciembre y está sólo abierta hasta el treinta de enero. Posiblemente algunos podáis disfrutar, todavía, de ella.

sábado, 1 de enero de 2011

CUMPLEAÑOS (Relatos 7)

La madre y su prole llegaron al asador.

El día anterior había hecho la reserva para las dos de la tarde y su encargo estaba preparado.

Era una fecha importante, probablemente apareciese alguien próximo para la hora de la comida y quería  quedase satisfecho.

Ella mostraba sumo cuidado y se defendía muy bien preparando comidas, pero para un día así prefería no “meterse en la cocina” y encargar el asado fuera.

Como otras veces, y dado que para caldo era muy buena, le habían apartado la cabeza antes de asar. Pidió que se lo trincharan, y que le pusieran suficiente salsa; de tal modo que el empleado preparó, perfectamente envasadas, las partes: los cuartos traseros, los delanteros,etc.

Al marchar todos para casa con el encargo, ella reflexionó sobre la respuesta ,esperada, de su esposo al verlos :“¡ vaya, otra vez hombre asado!” y emitió un cacareo.