domingo, 12 de junio de 2016

SIETE AÑOS (Relatos 41)

                            
 El portillo se cerró tras él y se encontró en la calle, libre. Volvió la vista y vio como la mirilla se cerraba también.
El sol reflejaba una explanada de gravilla y a unos cincuenta metros se veía una marquesina de autobús desierta a la que dirigió sus pasos.

*  *  *
Habían sido siete años, siete. Siete años por estar en un lugar equivocado a una hora errónea.
Siete años es mucho tiempo para esperar a un padre y esposo sin recursos algunos. También es demasiado tiempo para permanecer en una vivienda sin poder pagarla mes a mes.
Durante siete años se confirma que fuera ya hacía más frío que dentro. Que en la cárcel todos los roles están distribuidos y siendo insignificante y pasando desapercibido eres ese número que ni molesta ni inquieta, que regularmente tiene asegurados una comida y un techo.
Las humillaciones y abusos de dentro no son comparables a las sufridas, encubiertamente, fuera. El poder, sin rostro y omnipresente en el exterior, tiene faz y límites entre las cuatro paredes.

                                                 *  *  *

El hombre sube el autobús que lo devolverá a la misma parada al concluir el circuito.



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