domingo, 18 de marzo de 2012

PREDATOR- Patricia Cornwell (Reseñas 30)


Los trabajos de la autora en las oficinas del forense de Maryland le han dado suficiente experiencia y conocimiento de casos y procedimientos para hacer brillantes exposiciones de medicina legal en todas sus novelas.
Sus personajes: la Dra. Skarpeta experta forense, Pete Marino un ex policía con mucha experiencia y olfato y su sobrina Lucy, supermillonaria propietaria de la Academia Civil de Medicina Forense, cuyo hobby es investigar casos ; todos ellos forman un equipo que comparte actividades con otros personajes , funcionarios o no de la Administración en investigaciones varias.
Desde muy antiguo la sociedad ha intentado detectar el mal en el interior de los individuos para una vez descubierto y localizado eliminarlo o impedir que se produzca su eclosión.
Para ello estableció teorías que hacían correspondense el aspecto físico y su tendencia al delito: la forma del cráneo, la implantación de las orejas, la expresión de los ojos, el crecimiento del pelo, la corpulencia y toda una serie de datos antropométricos; más tarde fueron los cromosomas; posteriormente el estudio mental y últimamente, vía distintos sistemas de escáneres, las circunvoluciones del cerebro. Todo lo anterior debería servir de base para localizar el fallo y lobotomizar al individuo. Ello permite llegar a una sociedad “ideal” de dóciles individuos que constituyen un perfecto rebaño para quienes se consideran sus pastores.
El pobre, el marginado, el diferente constituyen la cepa del delincuente; siempre según pautas desarrolladas por los que ejercen el poder (no necesariamente político) para separar y marcar hacia dónde hay que buscar cuando se produce la ruptura del “status quo”.
Parece claro que los métodos de investigación modernos a lo que sí pueden ayudar es a la detección de lesiones y enfermedades ocultas para complementar los antiguos sistemas de investigación de los mismos y mejorar la vida de los afectados.
La novela invita a plantearse lo anterior cuando nos narra el proyecto que da nombre al título: consiste este en analizar, para la ciencia, cómo es el cerebro de ciertos asesinos que repiten su comportamiento. Como vemos el tema de los asesinos en serie constituye un filón para escribir novela criminal; principio compartido con las, no tan recientes, malas novelas de espías desarrolladas a lo largo de la “guerra fría” en que la amenaza terrorista era la “fuente del mal”.
Tras muchos enrevesamientos y una serie de asesinatos con una cierta firma, que sólo un tarado consideraría suicidios, el grupo investigador nos da una solución totalmente “traída por los pelos” en que la respuesta, en relación con los personajes, me parece artificial al “rizar el rizo, rizando”.
Menos mal que Patricia Cornwell nos deja la puerta abierta a posteriores casos en que: la relación de la Dra. Skarpeta con el Dr. Benton, de Marino con Wanger y la enfermedad y conducta de Lucy nos sigan enredando para seguir comprando sus novelas.
Después de leer "Predator" mi opinión sobre la calidad de las últimas novelas de P. Cornwell ha descendido considerablemente comparándolas con la frescura que atrapaba en: “Postmorten”, “La Jota de Corazones”, “Cruel y Extraño” y “La Granja de Cuerpos”


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