sábado, 29 de junio de 2013

UN CAFÉ EN COMPAÑÍA (Experiencias 2)

Cuando uno toma un libro en sus manos se aproxima a su autor. La primera lectura es como una presentación y una vez establecida una primera esgrima autor-lector se descubre si se van a seguir viendo-leyendo o sólo va a ser como una coincidencia en una cafetería en la que el autor venía con un amigo y posteriormente se borró de la memoria del lector.
Si la relación se prolonga el autor pasa a formar parte de ese grupo de personas con las que uno comparte charlas, comentarios, observaciones e ideas. El nuevo amigo trae cuestiones que requieren una conversación mas centrada en esos asuntos que a ambos le gustan o preocupan.
A partir de entonces la relación fluye, se expande, y se convierte en profunda; es difícil entonces no interesarse por la vida de quien escribe y conocer más a fondo las razones, vivencias e imaginación de quien ha pasado a formar parte de los intereses de quien lo lee. Uno no debe equivocarse, en muchos casos el autor fantasea y nos cuenta la historia de quien lo lee, no “habla de sí mismo”, nos engaña para hacernos creerlo así y sin embargo afirmaríamos que aquello que cuenta lo ha experimentado, tal es la exactitud y el convencimiento con que lo narra. 
El conocimiento da lugar a la detección de que determinadas historias, sin ser malas y llevando la impronta del nuevo amigo, carecen de ese gancho con que nos capturó y se leen con una cierta condescendencia; cierto que mas tarde uno descubre razones- personales, económicas, editoriales, etc- que explican lo banal del discurso o “que lo ha dicho todo”.
Algunos de los interlocutores de uno desaparecieron hace tiempo, otros se pierden en la tradición o la Historia, pero siempre nos cuentan historias hacen que los recordemos con cariño; los hay que aparecen con regularidad a la cita no prefijada y renuevan el placer del reencuentro. Algunos son amigos desde que uno recuerda, los conocidos mas recientemente participan de los “cafés” y cuentan cosas interesantes, ignoro si se quedarán; cierto es que uno ha de ser exigente al elegir y no tomar café con cualquiera.
Con Tom Sharpe, Richard Matheson y algún otro optaré por recurrir a las historias que hasta hace poco contaban ante un café; les ha sido puesto punto final a sus vidas recientemente.

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