martes, 14 de junio de 2011

EL ALMA MALDITA DEL ARTISTA - Sergio Coello (Relatos 18)

Charly se crió en Snakeville, Australia, junto a la desembocadura del río Murray. El Murray baja desde la nieve hasta el maíz y se vuelve navegable en su tramo final, que ha pasado de mecer viejos barcos de vapor a ser pasto de especies invasoras y sobreexplotación agrícola. De niño, Charly estuvo allí formando parte de un ecosistema perfecto. Apenas recién nacido, unos aborígenes le amarraron con una cría de serpiente viva a un árbol recién plantado y los tres recibieron cuantos cuidados fueron necesarios para que crecieran sanos y fuertes.
Después un pacto secreto con el Señor de las Tinieblas hizo de él un triunfador; un actor de prestigio que suda y llora sobre el escenario hasta que las gotas mezcladas salpican a un público entregado y loco por descifrar los porcentajes de esfuerzo y amargura que contiene esa humedad sobrevenida. Charly se pregunta, a veces, si la admiración que le profesa el público no será fruto de la incapacidad general para escribir un poema de amor sublime mojando la pluma en el líquido pegajoso que guarda el secreto de la vida. O, tal vez, de la escasa disposición de las masas para escribir la mejor novela del siglo mojando la pluma en la sangre emanada de sus heridas abiertas. El diablo, sin embargo, sabe perfectamente que ese público aplaude con entusiasmo porque sólo sabe pintar la aburrida historia de todos nosotros mojando la brocha en el sudor de su frente.”

1 comentario:

  1. El diablo sabe lo que dice. En efecto somos pintores de "brocha gorda". No sabemos apreciar lo esencial y nos quedamos siempre en lo superfluo. Como diría un buen amigo: Se nos da muy bien "lucir nuestra ignorancia". Excelente relato, sergio.

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