Este es un plato sencillo de hacer y que, como todos, requiere “hacerlo con amor”.
Para ello dispondremos de un lomo de atún fresco de alrededor de un kilo, un par de cebollas grandes, un sobre de sopa de cebolla ( no es fácil encontrarlo en los supermercados y yo recomiendo , por textura y tamizado, la marca “Knorr”), 250 c.c de cerveza, aceite de oliva virgen, sal y una hojita de laurel.
Se trocean o cortan en rodajas finas las cebollas y se ponen en una cazuela sobre el aceite de oliva que debe estar calentándose.
Mientras las cebollas se ponen transparentes, lavamos el atún y se trocea en tacos de entre tres y cuatro cm., lo salamos y se aparta en una fuente.
Una vez las cebollas a punto se ponen los tacos de atún en la cazuela ,para que se vayan mareando, dándole la vuelta con objeto de que el calor afecte a todos por igual.
Entretanto disolvemos, en un recipiente con la cerveza, la mitad del sobre de sopa, removiendo la mezcla para que no se formen grumos.
Cuando los tacos de atún han adquirido el color blanco, se vierte en la cacerola la cerveza con la cebolla y ponemos el fuego lento dejando que la cerveza sea absorbida durante la cocción. Es conveniente agitar ,en sentido giratorio la cazuela de una manera suave, para que el atún no se rompa.
Reducida la cerveza, se retira la cazuela del fuego y se deja reposar . No servir de inmediato, dejar que el conjunto forme una especie de gelatina, o al menos adquiera una textura densa.
Tratándose de un plato “de fundamento”, normalmente no se deben servir raciones copiosas.
Yo lo acompaño con vino blanco.
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