jueves, 16 de septiembre de 2010

CLAUDE CHABROL, FORENSE DE VIVOS - Sergio Coello (Cine- 2)

Acaba de morir Claude Chabrol, en París a los 80 años, y eso que no era jueves ni el óbito tuvo lugar con aguacero, como profetizó de sí mismo el poeta César Vallejo en aquel espléndido poema. De Chabrol se ha dicho ya casi todo; especialmente, al principio. Que era mejor crítico que realizador, que se le notaba ese desapego de los miembros menos comprometidos con los principios de la “Nouvelle vague”; que se sentía demasiado burgués para dar juego en aquel “mayo del sesenta y ocho”, del que nos ha quedado todo lo peor y casi nada de lo aprovechable.
Al director de cine Claude Chabrol le perdía su escasez de fe carbonera al lado de aquellos marxistas de cine que iban a cambiar el mundo con un par de “travellings” y media huelga en Cannes. Luego, con esa facilidad que algunos tienen para enamorarse tardíamente de sus viejos enemigos, la crítica le adoró, le comparó con Hitchcok; le invitó a presidir jurados de festivales y le dedicó libros y más libros. Mucho peores, por cierto, que el que él mismo escribiera sobre sus conversaciones con el maestro creador de Psicosis, Los pájaros y Cortina rasgada.
Ahora, al cabo de tantos años, ─con François Truffaut muerto, Jean Luc Godard convertido en una momia de sí mismo y el cadáver de Eric Rohmer rodando una de esas películas suyas tan lentas que cualquier espectador puede ver en ellas como crece la hierba─ el paso del tiempo nos ha dado a algunos, los menos de entonces, la razón. Nadie como el condenado para hablar mal del infierno; ninguno como Chejov ─que no era bolchevique sino un aristócrata lúcido─ para describir la podredumbre social de la Rusia zarista. Quién, en fin, como el bon vivant Claude Chabrol a la hora de destripar como un entomólogo moral todas las miserias ocultas de la burguesía provinciana de Burdeos y la corrupción de esos políticos parisinos. Ya saben, unos tipos ─no sé si les suena─ para quienes la democracia consiste en que “les enfants de la patrie” votan a sus administradores cada cierto tiempo y éstos, una vez elegidos, joden a sus administradores durante el plazo atado y bien atado.
Claude Chabrol, director de cine “negro” francés y barrenero de esa mina maciza de sombras que es la condición humana, nos ha dejado un poco más solos de lo que ya estábamos. Ahí quedan, eso sí, más de cincuenta películas suyas de las que veinte como mínimo son obras maestras.
Y es que nadie debería morirse sin haber visto antes, al menos, La mujer infiel (La femme infidèle, 1968); El carnicero (Le boucher, 1969); Inocentes con manos sucias, (Les innocents aux manis sales, 1974); El infierno, (L'enfer, 1994); La ceremonia (La cérémonie, 1995); La flor del mal (La fleur du mal, 2003) y Borrachera de poder (2006



1 comentario:

  1. A veces uno no puede homenajear a quien le gustaría, porque no sabe hacerlo o porque hay quien lo hace mejor, esa es una de las razones para la que Almoronía se creó; para que pudiese ser una ventana abierta a todo aquel que tuviese algo que mostrarnos.
    En esta ocasión es Sergio Coello quien hace esta estupenda y lúcida entrada dedicada a ese excelente director de cine que nos ha dejado.
    Gracias, Sergio y gracias a todos los que hacéis que Almoronía siga siendo posible.

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