Me había acostado tarde, cuando uno está agobiado suele disfrutar de un cierto insomnio.
Un timbre sonó en mi cabeza produciéndome un sobresalto descomunal, encendí la luz y busqué el teléfono temblando.
Pero el teléfono estaba mudo y lo que sonaba insistentemente era el timbre de la puerta.
Me puse las zapatillas y fui, con paso cansino, hacia la puerta.
Al abrirla, Mickey Mouse me apuntaba con un 38.
Un escalofrío recorrió mi columna vertebral.
¡Caramba con Mickey Mouse¡
ResponderEliminarRelato "micro" pero impactante.
Un defecto a mi gusto, demasiado breve,sabe a poco. Saludos.
Lo bueno si breve dos veces bueno. Creo que en ester caso es más que suficiente para que tú continúes con la hsitoria.
ResponderEliminarSaludos
Miguel estoy completamente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarQuise decir que me gustó el relato, tanto...que se me hizo corto.
Quizás, no me entendiste o yo no me expresé bien.Un saludo.
Auténtico micro-relato, muy original.
ResponderEliminarLo de "encender la luz" te vendrá seguro por deformación profesional.
Un saludo
Gracias por tu aguda observación, Santiago.
ResponderEliminarLa "deformación profesional" se queda hasta los restos.
Podría haber empleado el sudamericano "prender la luz", o el técnico "dar al interruptor"...pero el personaje, con ese sueño y la historia que cuenta no sé si estaba para afinar más.
Gracias por leer estas "cosillas" que hago para ejercitar el lenguaje y divertirme.
Un abrazo.